Los vinos de Montilla Moriles son un compendio de singularidades que tienen su principal exponente en la variedad Pedro Ximénez, con características excepcionales para la crianza biológica, oxidativa y la elaboración de vinos dulces naturales; unido a unas condiciones climáticas extremas y un suelo único con unas propiedades muy adecuadas para el cultivo de la vid. Todo ello, sumado a una vendimia seleccionada, a una elaboración que aúna lo tradicional y las más modernas tecnologías, y a un sistema de crianza bajo velo de flor, dan como resultado unos vinos únicos y excepcionales que hacen de su degustación un placer para los sentidos.
Aunque la mayor parte de los vinos de Montilla-Moriles se elaboran exclusivamente con la variedad de uva Pedro Ximénez, hay determinados vinos que se obtienen con otras variedades blancas autorizadas en la D.O.P.: Layren, Baladí, Verdejo, Moscatel de grano menudo, Moscatel de Alejandría, Torrontés, Chardonnay, Sauvignon Blanc y Macabeo.

Los caldos típicos de esta zona se elaboran con diferentes variedades de uva blanca. Se someten a crianza bajo velo de flor por el sistema de Criaderas y Soleras. Podemos encontrar, según su maduración, vino joven, fino, amontillado y oloroso. Estos caldos van oscureciendo sus tonos, convirtiéndose en vinos generosos, hasta alcanzar una graduación alcohólica máxima de unos 20º.